La radio colombiana encadenada

21/06/2013

Un examen con detalles sobre la radio colombiana, permite repasar algunas de sus características y, por qué no, punzar con algunos de sus defectos.

La fama de radio dinámica, bien hecha, bien hablada y en no pocos ejemplos brillantemente sonorizada, no está pasada de moda para el caso colombiano. Las voces sin acentos dieron trascendente penetración y muy buenas oportunidades, ganadas y bien aprovechadas, de varios exponentes de ello desde Colombia, para radios del mundo.

No solo la Voz de América, CNN y otras de Norteamérica, sino en otras lenguas y no apenas por sus sonoridades, sino por el juicio con el cual llegaron (para citar un ejemplo de profesional de radio colombiano, Andrés Salcedo Junior-Transtel) en Alemania y también mi ronca compañera Alexandra Uribe (DW).

Pero para las últimas décadas del siglo XX, cuando vivimos momentos en radio, observamos (sin denunciar) exabruptos o pecados capitales no sé qué tan perdonables:

Las comerciales hacen no apenas lo que les viene en gana, sino lo que les garantiza su “gana gana”, para seguir reinando. Pero tal como lo ratifican las definiciones del curso que recién terminamos con una veintena de compañeros de todo el país (con Universidad Antioquia y MinTIC, también las comerciales tienen Compromiso Social y responsabilidades con sus labores.

En eso es lamentable que Caracol haya comprado los estudios, equipos, el edificio y todo lo que había en Sutatenza, para enterrarlo. Tendieron su nueva autopista bien asfaltada, sobre el pedregoso camino abierto por más de 40 años con una radio de servicio, para emitir desde 810 AM y el mismo edificio equipado con donaciones y limosnas de la Avenida 39 (zona industrial Bogotá) con estación comercial de la caracola.

Tampoco comprendimos cuando, en pleno terremoto del 99 (en el mismo siglo), decidió esa cadena despachar todo el personal de la más afectada por el sismo y fueron “Viva la Ciudadanía y el Forec” quienes recogieron a la directora de noticias entonces decapitada (apenas de la nómina de Armenia) y desde cuando en lo regional, apenas se sostuvo el equipo de noticias de Manizales (con Mariela Márquez) y en Pereira encabezada por Herney Ocampo, pero con total sometimiento a la programación nacional (desde Bogotá) y esporádicos cambios o “cortes” para lo local y regional.

Esa pauta sirvió a su competencia para hacer lo mismo con Jorge Eliécer Orozco en Armenia y Hernando Uribe en Pereira (RCN), hasta difuminar prácticamente espacios locales de noticias y bloques de cuñas del comercio cafetero. 

Recientemente han decretado otras apariciones distintas a noticieros centrales de mañana, mediodía y tarde, por otros bloques igualmente fraccionales de noticias locales. Pero eso es problema de ellos.

Gabriel Ángel Ardila

Bregó Julio Sánchez por abrir emisoras en 12 o 15 ciudades colombianas, pero sufren de lo mismo. La mayor parte del tiempo, las Doble W van enlazadas e invisibles corresponsalías locales maquillan el mapa del cubrimiento nacional.

Vergonzosa, es eso sí, la contradicción de emisoras comunitarias o de interés público que surgen de necesidades locales, dizque para atender regiones o poblaciones específicas y luego rinden honores al centrismo “encadenadas” durante la mayor parte de su tiempo de emisión desde el centro. Pasa con las emisoras de la Policía Nacional, amarradas a una programación centralizada y con muy cortas entradas de sus respectivas regiones.

Lo comprobamos escuchando una semana (la segunda de junio 2013) a 99.1 FM Pereira… Es hoy una estación con el 99 por ciento de música fiestera (chucu-chucu) y el resto, mensajes de 15 segundos, de 30” o 45” sobre solidaridad y campañas institucionales de la autoridad que representan, interrumpidas con algunas ventanas para oyentes…

FUENTE:  http://www.eldiario.com.co/seccion/OPINION/la-radio-colombiana-encadenada-1306.html